EL RINCÓN DEL VERSO


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POR UN FLECHAZO

Se conocían solo de vista
Al vivir en el mismo barrio
Sin saber que un día llegaría
A suceder lo menos pensado.

Únicamente se saludaban
Si se cruzaban por la calle
Sin pensar que la vida les brindaba
Ese momento que no oculta nadie.

Poco a poco y en silencio
Se fue enamorando el corazón
Anhelando cada día el momento
Para tener esa primera ocasión.

En un día radiante de primavera
De nuevo volvieron a encontrarse
Mientras sus miradas claras y serenas
Fueron fiel testigo de aquel instante.

Aquel día sobró el saludo
Como hacían cada mañana
El sentimiento era más profundo
Y no necesitaron apenas palabras.

Aquel día sobró el saludo
Como hacían cada mañana
El corazón se sentía seguro
Y solo entregarse necesitaba.

Él quiso robarle un beso
Tras contemplar su mirada
Y ella no pudo ocultar el deseo
Que hacía tanto tiempo esperaba.

Se entregaron mutuamente
Como siempre habían deseado
Con esa bonita ilusión que se tiene
Cuando se suele dar el primer paso.

Se entregaron mutuamente
Decidiendo así unir sus vidas
Para compartir sencillamente
Sueños, emociones y alegrías.

Como testigo de aquella unión
Intercambiaron dos alianzas
Como señal de su sincero amor
Y de su hermosa y plena confianza.

Así pasaron largos años
Dando lo mejor que tenían
Celebrando el día señalado
Cada vez que octubre nacía.

Solían hacerlo con una velada
Tan romántica como esa época
Acompañados por una cálida hoguera
Hasta llegar al filo de la madrugada.

Solían hacerlo con una velada
Renovando la promesa de antaño
Aquel día quisieron fuera más señalada
Porque de amor cumplieron cincuenta años.

Solían hacerlo con una velada
Renovando la promesa de antaño
Sin olvidar que por entero se entregaban

Gracias a un bonito y pequeño flechazo.

COSTUMBRES DE ANTAÑO


Rocío, se llama una aldea
Coronada por el azul del cielo
De suaves pisadas y blancas arenas
Y rumores a plegarias que deja el viento.

Rocío, se llama una aldea
Nombre de la Pastora divina
Rocío, señora, madre y Reina
De un bello rincón, la marisma.

Rocío, se llama una aldea
Cobijo para un corazón peregrino
Consuelo y esperanza del que espera
Tras un duro, largo y anhelado camino.

Rocío, se llama una aldea
Donde viven potros marismeños
Donde el alba, en primavera
Espera al tamboril y al cohetero.

Rocío, se llama una aldea
Donde unos ojos lloran de emoción
Ofreciendo en silencio ante la reja
Una breve, humilde y sincera oración.

Rocío, se llama una aldea
Donde se enmudece el alma
Esa mañana de mayo al verla
Y el corazón anhela llevarla.

Son costumbres de antaño
Que algunos parecen olvidar
Son tradiciones que sin embargo
Se deberían de respetar.

Deberían de respetar la naturaleza
Y el sentimiento de un pueblo entero
Deberían tener un poco más de delicadeza
Y no convertir algo tan bello en un estercolero.